Palabras de Jorge Paolantonio en la presentación de la colección
Pablo Vinci parece analizar, entre otras cosas, cómo “la traición es una de las formas más contundentes de lograr trascendencia”. Y sus historias van de los recuerdos de barrio (La boca del final) al crimen predecible de un insoportable quien pontifica que “lo malo es que los distintos son todos iguales (Un signo tachado). Se levanta Marcial es un relato que brilla por su patetismo y conmueve desde su verosimilitud.
(Sobre El salto del final por Jorge Paolantonio en la Presentación de la Colección "Sólo Cuentos" de la Universidad de La Plata, 17 de marzo de 2009) Texto completo
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Desde situaciones límites, las criaturas de estos cuentos ensayan un final previsible, una desolada entrega a la desgracia. Y no habitan un universo que se va desmoronando, ellos son, desde el inicio, la ruina y la total frialdad, una extranjería oscura y ácida. No despiertan piedad, están más allá de la soledad y el grito. Mundos hostiles los rodean, no hay lugar para una palabra o un gesto de humanidad. Su lenguaje es tribal, desnudo de toda aproximación a la calidez, a la luz de la justicia. Pablo Vinci maneja estos seres contando historias que revelan una segunda realidad, donde el hombre es prenda de dioses perversos, una inutilidad caminando, un uniforme bloqueo de lo humano, una carencia de razones y afectos. Con maestría, sin permitirse “vestir” a sus personajes con una hilacha de esperanza, el autor avanza hacia la sequedad sin nombrar la redención y acompañando esos saltos finales que como dijimos, no son el epílogo de situaciones impiadosas y lascivas, sino el único gesto posible que les está permitido. Me interesa el lenguaje despojado, contenido de Pablo Vinci, su relato lineal, la atrocidad que resulta de una narración voluntariamente “enfriada” para no buscar la complicidad del lector. Ello torna a este libro como destacable por su rigor y exactitud. Que los cuentos se lean con una especie de tristeza, no impide que su verosimilitud se imponga a través de una prosa excelente que se mantiene en todos los relatos. Todo ello habla de un escritor que tiene, sin dudarlo, una riqueza expresiva difícil de lograr. Leerlo es necesario. Una reunión de cuentos, algunos alcanzando una enorme potencia y en todos la seguridad de no conceder a su mirada del mundo y sus criaturas, la nota falsa de una piedad más literaria que real. En suma, un libro valioso. Se incorpora con luz propia en el panorama de nuestra literatura. Edna Pozzi
Pablo Vinci, con la certidumbre que se desprende de su literatura en El salto del final, se adentra en sus personajes y en sus aconteceres armado de un lenguaje que revela no sólo precisión, sino también riqueza. La narrativa de Vinci va en busca de lo medular, como si pasara de una a otra hondura con la misma pasión que, en sus relatos, poseen los seres que crea. María Granata
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